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CETERIS PARIBUS
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Bernie Sanders tiene razón: Estados Unidos ya es un país "socialista"



Ryan McMaken


El mes pasado, Bernie Sanders señaló que hubo una vez en que programas gubernamentales como el Seguro Social eran considerados como "socialismo". En particular, hablando sobre el New Deal y Franklin Roosevelt, Sanders dijo:


Y, por cierto, casi todo lo que FDR propuso se llamó "socialista". La Seguridad Social, que transformó la vida de las personas mayores en este país, fue "socialista". El concepto del "salario mínimo" fue visto como una intrusión radical en el mercado y fue descrito como "socialista". El seguro de desempleo, la abolición del trabajo infantil, la semana laboral de 40 horas, la negociación colectiva, las rigurosas regulaciones bancarias, el seguro de los depósitos bancarios y los programas de trabajo que emplean a millones de personas fueron descritos, de una forma u otra, como "socialistas". Sin embargo, estos programas se han convertido en el tejido de nuestra nación y en el fundamento de la clase media.


Sanders está equivocado sobre eso de que el New Deal puso a trabajar a las personas, pues sus actividades, financiadas por el gobierno, no hicieron nada para crear riqueza o acabar con la depresión. La depresión duró hasta 1945. Y el New Deal ciertamente no es "la base de la clase media" que creció y prosperó en la segunda mitad del siglo XIX.


Sin embargo, cuando caracteriza los programas del New Deal, que dominan la política estadounidense hoy, como "socialistas", Sanders puede que tenga razón. Si bien el socialismo, correctamente entendido, se define por la propiedad gubernamental de los medios de producción, el término "socialismo" también se utiliza con frecuencia para describir una amplia variedad de economías de mercado que también tienen una cantidad considerable de gasto público en programas sociales.


Jugando con las palabras


Si bien algunos observadores pueden calificar de "socialista" este tipo de cosas, FDR tuvo el cuidado de no llamar socialistas a sus programas de ayuda social, ya que los estadounidenses seguramente se habrían opuesto.


Empero, la redefinición del término "socialismo" tiene una larga historia. Por supuesto, el socialismo marxista exige que todos los "medios de producción" estén completamente fuera de manos privadas. Cómo sería eso, en la práctica, nadie lo sabe. Sin embargo, a mediados del siglo XIX, ya era cada vez mas que evidente que las predicciones del marxismo estaban equivocadas, y que su régimen de destrucción total de la propiedad privada del capital probablemente nunca ocurriría. Después de todo, contradiciendo a Marx, la propiedad del capital en vez tender a la concentración y centralización se volvía cada vez más dispersa. La clase trabajadora no se depauperizaba en Europa occidental sino que estaba elevando sus niveles de vida.



Los socialistas más astutos constataron esto y se apartaron de Marx, formando la columna vertebral de lo que decidieron que debería conocerse "socialismo democrático" estilo occidental. El principal teórico de esta idea fue Eduard Bernstein. Para Bernstein, el socialismo no es asunto de revolución. De lo que se trata de utilizar instituciones democráticas para regular a los capitalistas de manera, piensa Bernstein, beneficiosa a los trabajadores. Esto incluía cosas como pensiones, salarios mínimos, regulación estatal de las horas laborales, etcera. Esto fue una gran desviación del ideal socialista de propiedad pública de los medios de producción. El nuevo plan apenas tocaba los fundamentos básicos de la economía de mercado, propiciando una serie de políticas que utilizaban programas de beneficios sociales para redistribuir parte de la riqueza.


Este tipo de "socialismo" se hizo popular en Europa occidental y obtuvo el apoyo de muchas élites en Gran Bretaña; por ejemplo, las de los socialistas fabianos. Esto se debió precisamente a que este programa supuestamente socialista era en realidad principalmente un sistema de mercado con algunos programas de asistencia social incorporados. Lo que permitiría que Occidente continuara enriqueciéndose mientras redistribuía la riqueza de manera limitada.


Por supuesto, como vimos en los experimentos soviéticos y chinos, los sistemas más duros de socialismo condujeron a hambrunas masiva y al estancamiento económico.


La Seguridad Social como "socialismo"

Este nuevo tipo de socialismo ha demostrado ser políticamente muy popular. Por ejemplo, las pensiones publicas en los EEUU. disfrutan de un apoyo casi "universal":


Cuando Pew encuestó a los estadounidenses sobre qué programas gubernamentales deberían reducirse, mayoritariamente se opusieron a cualquier recorte al Medicare o al Seguro Social. Cuando se les preguntó qué programas deberían reducirse como parte de las negociaciones presupuestarias en DC, el 87 por ciento de los encuestados se opuso a los recortes al Seguro Social, mientras que el 82 por ciento se opuso a los recortes al Medicare. La popularidad de estos programas entre republicanos, demócratas y votantes no afiliados a ningún partido no conoce fronteras.


Esto crea una situación en la que muchos estadounidenses se aprovechan de estos programas gubernamentales y al mismo tiempo denuncian a otros estados de bienestar occidentales como "socialistas". Pero en realidad, el apoyo a la Seguridad Social no es otra cosa que apoyo a la apropiación re- distributiva de los ingresos salariales. Este siempre ha sido el caso, y explica por qué los pensionistas en las primeras décadas de los programas del Seguro Social a menudo recibieron muchos más beneficios de lo que pagaron en impuestos. Esto no hace que estos programas sean socialistas en ningún sentido, pero sí significa que los Estados Unidos no es muy diferente de otros países que ofrecen programas de pensiones similares.


A pesar de esto, los actuales defensores "antisocialistas" de la Seguridad Social continúan engañándose. Muchos partidarios afirman que están "pagando" a un fondo fiduciario que les está devolviendo lo que "invirtieron". Eso nunca ha sido cierto. Lo mismo ocurre con los partidarios del Medicare, donde las reclamaciones de pago son aún más absurdas, ya que los beneficiarios del Medicare en la actualidad probablemente recibirán muchos más beneficios de los que "pagaron".


A la inmensa mayoría de los estadounidenses también le gustan los programas de mitigación de la pobreza como el Medicaid y la asistencia para la vivienda, por lo que no sorpresa que una gran parte del presupuesto federal vaya a estos programas:



Source: Office of Management and Budget, Table 5.1


Lo más característico del New Deal, aparte de su proporción, fue cómo tomó un sistema económico en gran medida no regulado e impuso una gran cantidad de nuevas regulaciones a los propietarios en forma de legislaciones relacionadas con los salarios, el trabajo, los precios, etcétera. Podría decirse que estas regulaciones son mucho más perjudiciales que las meras transferencias de efectivo, ya que impiden directamente la creación de riqueza antes de que esta pueda ser redistribuida. Esto puso a los Estados Unidos en el camino de ser más o menos como cualquier otro estado de bienestar occidental.


Y esas regulaciones del New Deal también siguen siendo populares. Por ejemplo, cuando del salario mínimo se trata, ese objetivo socialista del siglo XIX, mayoritariamente los estadounidenses están a favor. Y los estadounidenses no solo están a favor del salario mínimo. ¡Están a favor de elevarlo!. Según la Gallup, la mayoría de los estadounidenses encuestados en 2013 (76%) quería aumentar el salario mínimo.


Y, por supuesto, tampoco falta apoyo para el seguro de los depósitos, las regulaciones bancarias, las regulaciones "antimonopolio" y una lista interminable de otras regulaciones.


Entonces, es difícil no burlarse y sonreír cuando uno lee en The New York Times que "Incluso los partidarios de Clinton simpatizan con el socialismo". Si por "socialismo" uno realmente significa apoyo al típico estado de bienestar estilo occidental, bueno, ya lo tenemos. Ya estamos ahí. También, tomando en cuenta los datos de las encuestas sobre las prestaciones de vejez, podemos asegurar que una parte considerable de los votantes republicanos hace mucho tiempo que también simpatiza con el "socialismo".


Los Estados Unidos son más socialistas que muchos países


Y si medimos el socialismo por el enorme volumen de riqueza distribuida, los Estados Unidos ocupan el segundo lugar entre los países ricos de Occidente. Como ya señalé en ''Los gastos sociales' en los EE. UU : si nos fijamos en el monto total de redistribución de la riqueza, resultado de las transferencias de efectivo, las regulaciones, la manipulación del código tributario y los gastos gubernamentales en programas sociales, éstos son más altos en los Estados Unidos que en todos los demás países de la OCDE, excepto Francia".


Es un hecho que el gasto gubernamental en prestaciones por vejez y en atención médica es inmenso en los EE. UU. El gasto en atención médica en los EE. UU. es el cuarto más alto del mundo. Así, de ninguna manera podría considerarse que Estados Unidos es "no socialista" si al mismo tiempo decimos que Canadá, o incluso Noruega", sí lo es. Desde luego, a menos que uno presuma que el nivel de gasto social del 20 por ciento de Noruega es "socialista", pero el nivel del 18 por ciento de los Estados Unidos es "libre mercado".


Justamente, si EE. UU. ya está tan acerca de Noruega en términos de transferencias de efectivo para gastos sociales, es difícil entender la necesidad de todos esos enormes aumentos de impuesto que propone Bernie.


Traducción L. M.

Fuente: https://mises.org/wire/bernie-sanders-right-us-already-socialist-country?fbclid=IwAR0YdyTx6YSrPjHSnzGiASk08xTWKrQKiP8FnB5UE9ENbK_GBbb9jCJMt6U


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